El pasado 28 de febrero anunciaba a bombo y platillo que estaba embarazada y desafortundamente hoy traigo malas noticias y es que mi embarazo no ha evolucionado bien.
Después de unos meses durillos con síntomas de náuseas, sueños, hambres, etc... el final de mi embarazo no ha sido el esperado. Sufrir un aborto es algo muy frecuente pero jamás pensé que fuese a pasarme a mi.
Cuando fui al baño y vi un poco de sangre me dio un vuelco el corazón y ya en urgencias, una joven ginecóloga me confirmaba que el embarazo no estaba bien y que había empezado a desprenderse.
La verdad es que tengo que agradecer a esta doctora el trato tan amable y cercano. Me reconoció y me habló con una delicadeza que hicieron que saliese de allí sin ningún trauma. En ningún momento pronunció palabras como aborto, contracciones, etc... Me hizo ver que lo que me había pasado era algo muy natural, que el feto no estaba formado, que tendría una regla más abundante de lo normal y que en unos meses podría volver a quedarme embarazada de nuevo.
De esta primera revisión salí animando a mi pareja que estaba un poco triste.
Esa misma tarde volvimos al hospital porque tenía una hemorragia (bastante más que una regla abundante) y esta vez no tuve tanta suerte con el ginecólogo. Era una persona tosca que no solamente me hizo daño físico al reconocerme sino que me hablaba como si fuese un mueble.
Cuando entendí que me quedaba ingresada le pregunte por qué, y esto fue lo que contestó: "estás abortando, tu útero está en peligro y tienes que estar en observación sin comer ni beber por si tenemos que intervenir. Te vamos a poner unas pastillas, te darán contracciones, te va a doler..."
Allí me quedé, enganchada al gotero y acojonada. José Ángel se vino para casa a coger mis gafas y a informar a Lucía de que se quedaba a dormir con los abuelos.
Esta noche pasé miedo, no sabía exactamente que pasaba.... ya no manchaba casi, no me dieron contracciones, me encontraba bien... Lo que más me angustiaba era salir de allí mutilada y no poder darle a mi hija su ansiado hermanito.
A la mañana siguiente, afortunadamente había otro ginecólogo que me tranquilizó diciendo que todo estaba perfecto, que el útero se había limpiado casi por completo y que para casa a terminar de recuperarme.
Hoy día 6 de abril acabo de llegar de la última revisión y todo está bien. Tres meses de espera y a intentarlo de nuevo.
Y ésta es mi no tan triste historia porque tengo que reconocer que a pesar de haber sufrido un aborto, he tenido suerte. Estoy triste por mi hija, que se le va a hacer eterna la espera, pero me siento afortunada porque mi embarazo se paró en la semana quinta, cuando aún no estaba apenas desarrollado. Esto que puede parecer una tontería hace que emocionalmente todo sea más llevadero.
Desde aquí quiero enviar todas mis fuerzas y solidaridad a las mujeres que no han tenido tanta suerte como yo. Perder un bebé en un estado avanzado de gestación tiene que ser muy doloroso, ni siquiera me atrevo a ponerme en su lugar.
Un besico enorme y a seguir cosiendo para nuestros tesoros.
Antonia
P.D. En breve estoy por aquí para ofrecerte una variación del vestido TRAPECIO y cuando me quede embarazada de nuevo no lo haré oficial hasta que no pase un tiempo prudencial (esto último lo voy a intentar pero si algo define mi personalidad es que soy una "bocas").
Después de unos meses durillos con síntomas de náuseas, sueños, hambres, etc... el final de mi embarazo no ha sido el esperado. Sufrir un aborto es algo muy frecuente pero jamás pensé que fuese a pasarme a mi.
Cuando fui al baño y vi un poco de sangre me dio un vuelco el corazón y ya en urgencias, una joven ginecóloga me confirmaba que el embarazo no estaba bien y que había empezado a desprenderse.
La verdad es que tengo que agradecer a esta doctora el trato tan amable y cercano. Me reconoció y me habló con una delicadeza que hicieron que saliese de allí sin ningún trauma. En ningún momento pronunció palabras como aborto, contracciones, etc... Me hizo ver que lo que me había pasado era algo muy natural, que el feto no estaba formado, que tendría una regla más abundante de lo normal y que en unos meses podría volver a quedarme embarazada de nuevo.
De esta primera revisión salí animando a mi pareja que estaba un poco triste.
Esa misma tarde volvimos al hospital porque tenía una hemorragia (bastante más que una regla abundante) y esta vez no tuve tanta suerte con el ginecólogo. Era una persona tosca que no solamente me hizo daño físico al reconocerme sino que me hablaba como si fuese un mueble.
Cuando entendí que me quedaba ingresada le pregunte por qué, y esto fue lo que contestó: "estás abortando, tu útero está en peligro y tienes que estar en observación sin comer ni beber por si tenemos que intervenir. Te vamos a poner unas pastillas, te darán contracciones, te va a doler..."
Allí me quedé, enganchada al gotero y acojonada. José Ángel se vino para casa a coger mis gafas y a informar a Lucía de que se quedaba a dormir con los abuelos.
Esta noche pasé miedo, no sabía exactamente que pasaba.... ya no manchaba casi, no me dieron contracciones, me encontraba bien... Lo que más me angustiaba era salir de allí mutilada y no poder darle a mi hija su ansiado hermanito.
A la mañana siguiente, afortunadamente había otro ginecólogo que me tranquilizó diciendo que todo estaba perfecto, que el útero se había limpiado casi por completo y que para casa a terminar de recuperarme.
Hoy día 6 de abril acabo de llegar de la última revisión y todo está bien. Tres meses de espera y a intentarlo de nuevo.
Y ésta es mi no tan triste historia porque tengo que reconocer que a pesar de haber sufrido un aborto, he tenido suerte. Estoy triste por mi hija, que se le va a hacer eterna la espera, pero me siento afortunada porque mi embarazo se paró en la semana quinta, cuando aún no estaba apenas desarrollado. Esto que puede parecer una tontería hace que emocionalmente todo sea más llevadero.
Desde aquí quiero enviar todas mis fuerzas y solidaridad a las mujeres que no han tenido tanta suerte como yo. Perder un bebé en un estado avanzado de gestación tiene que ser muy doloroso, ni siquiera me atrevo a ponerme en su lugar.
Un besico enorme y a seguir cosiendo para nuestros tesoros.
Antonia
P.D. En breve estoy por aquí para ofrecerte una variación del vestido TRAPECIO y cuando me quede embarazada de nuevo no lo haré oficial hasta que no pase un tiempo prudencial (esto último lo voy a intentar pero si algo define mi personalidad es que soy una "bocas").